Aclaraciones :

Por decisión propia del autor del blog, uséase yo, procuraré no poner enlaces ni fotografías. Si alguna vez lo hiciera, será foto con derecho de autor, que seré yo... Que luego viene el coco y nos cruje. Previsión, mi pequeño saltamontes, previsión.
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martes, 16 de abril de 2013

NUNCA ENTENDERÉ

El que os escribe, se confiesa un ignorante. Leonés como soy, lector como soy, nunca he dedicado tiempo a leer sobre la historia de mi Reino, el Reino de León. Cosa que comienzo a corregir. Aún considerándome avezado lector años ha, con la acumulación de conocimientos que eso implica, si tienes cabeza para ello, sigo siendo un profundo ignorante en muchas, demasiadas cosas.

No obstante, mi vida, mi genética y mi educación, me han hecho, no experto, pero si un alumno aventajado en diversos campos. De ahí, que hoy quiera compartir con vosotr@s algunas cosas que, creo, nunca entenderé. Os cuento...


Nunca entenderé cosas como la dejadez y la falta de profesionalidad, especialmente en el trabajo. Es algo que me apabulla, que me intriga, que me irrita, que me subleva y algunas cosas más, todo eso a la vez. De verdad, jamás lo entenderé.  Ejemplo tonto ficticio : Tienes una baldosa rota en casa. No es de esas de las que están en una esquina, no. Es de las del medio del pasillo. Opciones: Cada cual que ponga la que apetezca. ¿ Resultado en caso de no sustituir la baldosa ? Tarde o temprano, y a bote pronto, las hipotéticas estadísticas arrojarían diversos porcentajes a las nefastas consecuencias tales como esguinces de tobillo, de rodilla, caídas y/o contusiones variadas, o ya lo peor, roturas de huesos, cuello o tropezón fatal. Las probabilidades están ahí. Todos, absolutamente todos estos casos, NO SUCEDERÍAN sustituyendo la dichosa baldosa. 
La moraleja, es que hay un sinfín de cosas que podemos y deberíamos hacer casi de forma automática y que, por alguna misteriosa razón, no hacemos.

Nunca entenderé que te multen por llevar un faro fundido en el coche y no pongas una bombilla nueva. Nunca entenderé que la gente se empeñe en construir casas ( y vivir en ellas ) a diez metros de un río que se desborda tres veces por año. Nunca entenderé que haya personas que te pidan favores, los obtengan, y que dos minutos después te estén "asesinando" por la espalda. Nunca entenderé a España. Nunca entenderé como es posible, que una persona que siempre se deslomó en la vida, tenga que marcharse de su país para deslomarse en otro, con más de sesenta años, porque en su país se muere de hambre.

Nunca entenderé a las mujeres. Supongo que vosotras podéis decir lo mismo, pero no es justo. Somos infinitamente más sencillos de entender y más nobles. Se siente. Con los años, a veces, os cojo el tranquillo y todo, pero es complicado. Quizás es porque yo soy complicado. Vaya usted a saber.

Nunca entenderé a los futuros votantes del PP ni a los del PSOE. Excepto si estás afiliado, eres simpatizante o chupas del frasco de cualquier modo imaginable y/o no imaginable. Lo siento, con los hechos sobre la mesa, será aberrante estar orgulloso de votarlos. Y mira que lo siento, sobre todo por la famosa Ley d´Hondt y el bipartidismo imperante hasta hoy en nuestra ( risas amargas ) democracia. Es obvio que no pido el voto para nadie, cada cual es libre y bla bla bla. Solo expongo mi actual ignorancia.

Nunca entenderé la mentira. En especial la clamorosa, la pública. Si es en tema estatal y/o judicial, me suelo enervar. 

Nunca entenderé que existan españoles que confían en la Justicia. Concretamente en la Justicia Española. Salvo si nunca te viste inmerso en un proceso serio, tienes diecinueve años o directamente eres menor de edad. Entonces pase. Caso contrario, no te entiendo, de verdad. Y más hoy, con cámaras, luces, taquígrafos e interneses. O tu o yo, somos dignos de estudio y de hacérnoslo mirar. Urgentemente.

Nunca entenderé a las personas que presumen de montones de amigos. Posiblemente, aún no sepan que es verdaderamente un amigo. ¿ te pongo otro ejemplo ficticio ? Allá vamos: Es tu amig@, si te acusan de violación/asesinato/cosachungaequivalente y siguen ahí, al frente. Y cuando se aclare ( o no ), también. Cuando se te queme la casa, se hunda tu negocio, cuando sufras un accidente serio con una lenta recuperación, cuando algo de esto te suceda, mira al frente y dime a cuantos ves. Porque estimad@ lector/a, eso es un amig@. Lo demás, se llaman conocidos, colegas, compis, confidentes, arrimacebolletas, pendej@s y demás fauna. Añade tu. Todo esto no es válido, si verdaderamente tienes montones de amigos. Y muy especialmente, si te los has ganado a pulso. Chapó por ti.

Me gustaría que alguien me ilumine en mis tinieblas. Nunca te acostarás ( con suerte ) sin saber una cosa más.

Desgraciadamente, habrá NUNCA ENTENDERÉ II. Lo siento. Nos leemos.


POL

P.D.   - Entre otras cosas, hoy he aprendido que Astures y Leoneses somos más hermanos de lo que la sangre ya me decía. Especial gustazo para mi, por adorar ambas tierrinas.

sábado, 29 de diciembre de 2012

Un movido día de los inocentes, una oruga fuera o de como una persona aún puede sorprenderse en esta vida .

El día 28 del corriente, iba a ser para mi un día corriente y moliente, con poca salvedad. Estaba programada en mi reloj mental una visita a casa de mi madre, por aquello de ser mi madre y ser festividad local. Poco más. El día cambió a eso de la una de la tarde. Recibo una llamada de mi jefe que cojo raudo y veloz. En ella, me pregunta por el método más eficaz de meter una cadena ( oruga ) a una retroexcavadora que está atollada en un barrizal. La explicación no es sencilla ni mucho menos, y menos sin ver in situ como está el panorama. Tras darle algunas indicaciones y colgar, no pasan ni cinco minutos hasta que recibo la segunda llamada "invitandome" a acercarme hasta el lugar.

En plenas vacaciones navideñas, este señor que os escribe coge su vehículo y se desplaza hasta la finca en cuestión, a media hora de mi casa. Entre medias, debo decir que mi actual jefe, una persona cinco años más joven que yo y con pocos años de experiencia en maquinaria, juega un importante papel en este post. En primer lugar por ser mi jefe, cosa que le agradezco. En segundo lugar, porque una de sus muchas facetas es ser un poco cabroncete, de los de gastar bromillas o bromas más o menos pesadas, según el receptor de la broma. Debo de decir, que en los meses de relación laboral que tengo con el, no he sido víctima ( creo ) de ninguna de sus bromas, lo que me alarmó a mitad de camino. Una llamada mía y unas risas de fondo ( y propias ), solucionaron la cuestión.

Luego llega el escenario principal de la función. Situación: Camino agrícola, con tres tractores en los laterales, un camión y una furgoneta. En la finca de maíces colindante, una preciosa cosechadora Claas hundida un metro en el barro, que había sido parcialmente retirado por la retro de mi jefe. Agua y barro alrededor de ambas, miraras donde miraras. Para más inri, la cosechadora también tenía una cadena fuera, motivo de la presencia de la máquina de mi empresa.

Está mal que yo lo diga, pero en lo mío, me considero un profesional. Uno que aprendió con gentes bastante buenas y que procuró aprender lo que pudo. Soy relativamente joven, pero a base de obras, de empresas y de años, me he visto en todo tipo de situaciones anormales y complejas. En cuestión de retroexcavadoras, que se te salga una cadena equivale a una situación, que puede variar entre un fallo que se soluciona en minutos, con un poco de habilidad y suerte a un grave error que cuesta muchas horas y mucho encabronamiento de por medio solucionar.

Para meter la cadena de una retro en poco tiempo hay que tener una serie de cosas básicas, a saber:

- Paciencia, mucha.
- Dos personas que sepan manejar aceptablemente la retro en cuestión.
- Una o dos personas hábiles y que ayuden.
- Cadena, trócola, eslinga, tubos de hierro o hierros de un metro ( aprox. ) para apalancar. Si alguna de estos utensilios está repetido, mejor que mejor.
- Un poco de idea y de suerte.

Nota del Autor:  Tener otra retro al lado o muy cerca, elimina los requisitos previos.

Huelga decir, que la falta de alguno o algunos de estos requisitos, complica y/o multiplica el número de horas, el gasto inútil de gasoil, el esfuerzo físico y la sangre humana gastada hasta el fin de la avería. Y que la paciencia sea el primer requisito no es casualidad. Otro día me explayo.

El caso es que la tarde me deparó entre otras cosas, barro hasta las rodillas, un constipado, unas zapatillas tiradas directamente a la basura y  la defensa que mi jefe hizo de mi, no una sino dos veces. Ahora si me explayo.

Trabajar en un barrizal, de los de meter las dos piernas en el barro removido y no salir si no es agarrado a alguien, durante horas, haciendo un trabajo físico que se puede ir al traste en una maniobra mal hecha en cinco segundos, no es agradable. Hacerlo delante de seis personas, que intentan hacer lo que pueden, unos más y otros menos y en vacaciones, no era mi plan del día. Pero fui yo el que "sugirió" traer eslingas y trócola, fui yo el que llevó una maza para golpear la oruga en ese momento tonto en que parece que está a punto de entrar, pero se te sale del otro lado y fui yo el que estaba en la cabina de la máquina cuando la cadena entró en su sitio, cinco horas después de que a mi jefe se la sacara el barro.

El momento tonto del día, lo tuvo el propietario ( creo ) de la cosechadora. Fueron dos veces, en realidad. Hay que excusarle y yo lo hago, por que el momento era tenso. No es plato de gusto que tu máquina lleve dos días averiada y que la máquina que viene a rescatarte se averíe también  Y todo ello en navidades y previsión de lluvias. Lo que no se le puede excusar es su trato para conmigo en dos momentos de la tarde, donde creo que ambos pretendíamos hacer lo mismo, pero de diferentes maneras. El paisano se subía de tono de manera innecesaria y absurda y fue mi jefe el que, también producto de la tensión del momento, elevó la voz hasta casi el límite del "rebótate y va una ostia". Afortunadamente, éramos varios los adultos y la situación volvió a su cauce, tras alguna que otra frase más o menos ácida, más o menos realista.

Yo, que ya he estado en varios berenjenales de estos, con mi protagonismo directo en unas ocasiones, indirecto en otras, dejé que mi vena vacacional primara, hice lo que fui llamado ha hacer y me volví para casa, con la sensación del deber cumplido y con la certeza de que, por una vez, mi jefe hizo de jefe. Ver para creer. Aún puedo sorprenderme a mi mismo. Aún pueden sorprenderme. Sorprendente.

Un abrazo, para tod@s, y Feliz Nochevieja.

POL