Una de las cualidades ( o no ) que me definen como persona, es la capacidad de crítica y de autocrítica. Hoy voy a tocar un tema, superfluo como tantos, significativo como pocos. Hoy voy ha hablar sobre patatas fritas.
Centraré la cuestión. No hablo de las patatas fritas pedidas en un burguer, ni de las que cada uno se pueda preparar en su casa. Hablo de las que se sirven en la guarnición de un segundo plato cualquiera, en un restaurante cualquiera de la geografía española.
No me tengo por un gourmet, ni mucho menos. Me gusta la buena comida y el buen vino, el buen trato y el respeto al cliente allá por donde vaya. Mi trabajo, ya desde hace años, me ha hecho moverme por este nuestro hermoso país, de provincia en provincia y de pueblo en pueblo. He comido en bares de camioneros, gasolineras, hoteles, restaurantes fisnos y no tan fisnos, pensiones de buena y mala muerte, en casas de paisanas, en fin, en lugares de todo tipo. Y desde hace años, desde que algún xxxxxxxxxxx xx xx xxxx xxxxx inventó, patentó y comenzó a vender esa porquería llamada patatas fritas precongeladas o precocinadas o deshidratadas o como les llamen, se jodió. Perdonen la sinceridad.
De verdad, vaya por delante que entiendo la ¿necesidad? de la existencia de ese sucedáneo de patata de los demonios. Lo entiendo. Lo que no entiendo, y jamás entenderé, es que en un restaurante de España, país donde sobran muchas cosas, como patatas, ignorantes y chorizos, comiendo un buen plato de lo que sea, con un buen vino ( o líquido alternativo ), aparezcan esas odiosas cosas, lejanamente emparentadas con las patatas fritas, en mi plato. Las detesto.
Este post, posiblemente podría haberse escrito ya hace años. De un tiempo a esta parte, en restaurantes de menú y/o de carta, es casi imposible encontrar unas patatas fritas como tienen que ser. Es decir, patata, aceite y sal. Sin más. Como coincide que esta semana, después de muuuuucho tiempo sin encontrármelas las he encontrado, me permito contaros dónde y recomendaros que os dejéis caer por allí, porque aúnan varias de las cualidades que me gustan en un restaurante. El lugar es el Restaurante El Rebeco, en Valderas ( León ), villa leonesa célebre por su bacalao, entre otras cosas. Muy recomendable.
Por último, un toque a restauradores y hosteleros de este país. No es tan caro, ni tan difícil pelar patatas cada dos días y freírlas. Clientes, estómagos y vuestra cartera os lo agradecerán. Y yo también. ; )
POL
Este blog tiene como propósito compartir contigo pensamientos, historias, opiniones, delirios, ironías y experiencias, por parte de un homínido español, leonés, uropeo y terrícola de 41 años (y creciendo), con historial vital peculiar. Mente inquieta, currante como pocos, ex-empresario sin desearlo, novelista debutante. Tu opinión y participación, tu comentario, da sentido a estas líneas. OJO ALÉRGENOS: Puede haber trazas de contenidos irónicos, dobles sentidos y otras lindezas.
Aclaraciones :
Por decisión propia del autor del blog, uséase yo, procuraré no poner enlaces ni fotografías. Si alguna vez lo hiciera, será foto con derecho de autor, que seré yo... Que luego viene el coco y nos cruje. Previsión, mi pequeño saltamontes, previsión.
miércoles, 27 de febrero de 2013
PATATAS FRITAS
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2 comentarios:
Fantagiro78. Estoy de acuerdo. Yo se las hacía probar y luego le freía yo unas. A ver si se atreven a decir que las congeladas son mejores aunque las mías queden un poco mas feas??? En este pais sobra buena comida y mejores ingredientes!!!
De verdad, con lo exquisitos que somos para muchas cosas, y luego "permitimos" que nos echen cualquier cosa en el plato...
Un saludín y gracias por el comentario !! : ))
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